
CONRADO DOMINGUEZ
CONTEMPORARY ART
D
" El pintor de la luz y el sol "
Carlos Fuentes
Conrado Domínguez utiliza lo conceptual para hacer llegar a su público lo que más le interesa: las emociones, las cuales quedan expuestas en su arte.[1] No se basa en lo ya hecho, sino que busca organizar los elementos de su obra conforme ésta lo demande, pues cada uno debe encontrar su lugar y ambiente dentro del universo del cuadro. Buscas nuevas estructuras que no proyecten rigidez sino flexibilidad, llenas de líneas antropomórficas y orgánicas, en contraste con la frialdad de las formas geométricas. Domínguez logra hacer una metáfora entre aquello que dicta el orden y el rigor, frente a contenidos de problemática existencial a los que convierte en tonos, colores y volúmenes. Las leyes de la naturaleza se suspenden cuando Domínguez las somete a sus fantasías sexuales donde su ambición da la pauta para reorganizarlas desde el punto de vista del arte. El artista establece un orden desorganizado que expresa la presencia de lo actual. Fiel a lo moderno y decadente, busca sus raíces en lo perverso y es así como llega a la necesidad de las texturas, donde la figura femenina traidora se ubica en el vicio. A esa soledad del ser la acompaña el eterno oportunista de la humanidad: el sol. Domínguez muestra un sol que evoca y remite a la constante del eterno retorno, es ahí donde su obra es metafórica e incita a la reflexión. Hombres y mujeres recortados en el escenario de las texturas, surgen de las arenas y el barro frente a los fósiles que, como mudos testigos, verifican la presencia de los entes, convirtiéndose en seres de formas sofisticadas, que anuncian y proclaman lo actual en este siglo. El artista utiliza elementos comunes que permiten un descanso visual, referentes universales que el espectador puede interpretar pues los conoce de antemano para no perderse en el mensaje de la obra. Cornado Domínguez dicta los eternos retornos donde lo circular permanece y las estructuras llevan a lo mismo, la destrucción de la honradez.